Dicker deja atrás el thriller para ofrecer una fábula contemporánea, de aspecto inocente pero cargada de intenciones. Con una estructura sencilla y ágil, que invita a una lectura compartida en familia. Narra la historia de una excursión escolar que se convierte en una serie de desastres y que oculta una crítica social sutil bajo la apariencia de relato infantil.
Con personajes entrañables y bien construidos, cada uno tiene su voz y su forma de pensar, entre ellos destaca la
protagonista y narradora, Joséphine, una niña muy curiosa y con una lógica
infantil que desmonta las incoherencias del mundo adulto, que tiene un punto de
ingenuidad, pero también una inteligencia espontánea. Ella nos va presentando
su círculo social compuesto por sus cinco compañeros de clase, con unas personalidades que
van desde el bromista eterno hasta el tímido que observa, pasando por el “sabelotodo”,
de esta manera el autor consigue multiplicar
los puntos de vista infantiles, que provocan incidentes que hacen avanzar la
trama, y que simbolizan la diversidad de la infancia y cómo cada niño enfrenta
la autoridad y la aventura.
Dicker exagera rasgos y situaciones para que los personajes tengan el brillo de un cuento, pero al mismo tiempo deja espacio para que los lectores reflexionen, abordando temas como la democracia, la responsabilidad, el rol de los padres y la educación inclusiva. Y lo hace sin moralina, usando humor absurdo y personajes caricaturescos para reflejar con acierto las contradicciones del mundo adulto.
«En el fondo, las personas son como las estrellas: tienes que mirarlas atentamente para ver cómo brillan».
"La muy catastrófica visita al zoo" nos mantiene en vilo hasta el final; es una novela tierna, original y divertida, repleta de guiños sobre nuestra sociedad. No es un thriller, ni tiene el suspense de las novelas de Dicker, como
"La verdad sobre el caso Harry Quebert", pero su lectura es rápida y entretenida, ideal para una tarde tranquila.
«De las cosas que me cuentan los lectores, lo que más me emociona son las lecturas compartidas en familia, entre amigos o en los clubes de lectura. Por eso he intentado escribir un libro que pudieran leer y compartir todos los lectores, sean como sean y estén donde estén, de 7 a 120 años. Con vuestros hijos, vuestra pareja, vuestros padres, vuestros vecinos o vuestros compañeros de trabajo. Un libro con el que os entren ganas de leer y de que lean otros, sin distinciones. Y que nos permita reencontrarnos». Joël Dicker
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