jueves, 1 de diciembre de 2022

"El olvido que seremos" de Héctor ABAD FACIOLINCE*



Título
"El olvido que seremos"  

AutorHéctor ABAD FACIOLINCE  

Editorial: Seix Barral  

Temática: Biografía  

Nº de páginas: 280  

Edición: 2007  

Publicación: 2005 

Sinopsis:  
Héctor Abad Gómez dedicó los últimos años de su vida, hasta la misma noche en que cayó asesinado en pleno centro de Medellín, a la defensa de los derechos humanos. 

"El olvido que seremos" es la reconstrucción amorosa, paciente y detallada de un personaje. Pero es también el recuerdo de una ciudad, de una familia y una evocación melancólica de la niñez.

Sobre este libro escribió Mario Vargas Llosa: «El libro es desgarrador pero no truculento, porque está escrito con una prosa que nunca se excede en la efusión del sentimiento, precisa, clara, inteligente, culta, que manipula con destreza sin fallas el ánimo del lector, ocultándole ciertos datos, distrayéndolo, a fin de excitar su curiosidad y expectativa, obligándolo de este modo a participar en la tarea creativa, mano a mano con el autor»

El autor
Medellín (Colombia), en 1958 - 
Héctor Abad Faciolince nació en Medellín (Colombia), en 1958. Estudió Lenguas y Literaturas Modernas en la Universidad de Turín (Italia).

Sus progenitores fueron: Héctor Abad Gómez, un médico y profesor universitario; al igual que un empedernido creyente en la defensa de los derechos humanos y Cecilia Faciolince. Es el único varón, que tuvo el matrimonio, además de cinco increíbles chicas.

Comenzó sus estudios básicos, en la institución de Los Alcázares, que en aquel momento era dirigido por El Opus Dei ubicado en Medellín.
Fue inscrito en este colegio, a pesar de las ideas opuestas con las que su padre contaba. Este fue el colegio en donde Abad, comenzó la labor de escribir. En el momento que elaborar una revista bautizada como El Criterio, en la cual, con la ayuda de Mauricio García, hacían varias publicaciones.

Fue columnista de la revista Semana y en la actualidad escribe regularmente para El Espectador, El País y la revista Letras Libres. Es director de la Biblioteca de la Universidad Eafit. 

Además de ensayos, traducciones y críticas literarias, ha publicado, entre otros, los siguientes libros: "Asuntos de un hidalgo disoluto" (Alfaguara, 1994), narra la historia de un millonario, Gaspar Medina, desencantado de todo quien dicta sus memorias jocosas a una hermosísima secretaria muda.  

"Tratado de culinaria para mujeres tristes" (Alfaguara, 1997), libro de género incierto, que combina recetas de cocina falsas (de celacanto, de carne de dinosaurio o de mamut), con recetas reales. El tono es humorístico, casi siempre, aunque velado por cierta melancolía.
 
En 1998 publica "Fragmentos de amor furtivo" (Alfaguara, 1998), narra la historia de dos amantes que se recluyen en su casa a contarse cuentos (como en el esquema de El Decamerón de Boccaccio), mientras afuera, en Medellín, arrecia la violencia mafiosa, política y paramilitar. Es una novela erótica

Con su tercera novela, "Basura" (2000), obtuvo en España el I Premio Casa de América de Narrativa Innovadora, cuenta la historia de un escritor fracasado, Bernardo Davanzati. En "Angosta" (2003), aborda diversos temas como la infidelidad o el oficio de escribir, entre otros, ​ haciendo visible la estrecha unión entre los temas tratados en las columnas y las novelas y sus personajes.

En "El olvido que seremos" (2006; Alfaguara, 2017) novela autobiográfica dónde el autor relata la relación con su padre, Héctor Abad Gómez, y las vivencias de este que murió asesinado. 

Trailer del documental "Carta a una sombra" (2015) basado en el libro de Héctor Abad Faciolince

En 2008 publica "El amanecer de un marido"  descripción honesta, y no por ello menos dolorosa, del tedio que se instala entre dos personas después de años de convivencia. 

"La Oculta" (2014). Trata la historia de una finca escondida en las montañas de Antioquia y sus aledaños, narrada desde la perspectiva de tres hermanos que en su vejez cuentan la historia de su vida y sus antepasados. 

Ha publicado también, un libro de poemas, "Testamento involuntario" (2011), y otro de narrativa, "Traiciones de la memoria" (2009). De sus libros hay traducciones a más de una decena de idiomas. 

Este año 2022 "Salvo mi corazón, todo está bien", historia de un sacerdote bondadoso, inspirado en un cura real, que pone a prueba sus creencias y su optimismo inquebrantable en un mundo hostil.


Comentario
El día 25 de agosto de 1987, dos sicarios dispararon contra el profesor Héctor Abad Gómez. Lo esperaron a la salida de la sede Sindicato de Maestros de Medellín y le dieron muerte. Tenía 65 años. En el bolsillo de su pantalón llevaba escrita en un papel una lista de amenazados que lo incluía a él y, copiado a mano, el primer verso del soneto* de Jorge Luis Borges que explica el título de Abad : "Ya somos el olvido que seremos...”. Con ese verso su hijo tituló el libro que dedicaría a este episodio.

Novela autobiográfica que nos adentra en el dolor y la violencia que se vivió en la sociedad colombiana en los años 80, el autor nos narra de forma intimista la vida de su padre, Héctor Abad Gómez, hombre dedicado a la defensa de los derechos humanos, que intentaba ayudar a mejorar la calidad de vida de los más desfavorecidos por el sistema

Es una novela valiente y emotiva, narrada con un estilo sencillo, que transmite el cariño que sentía el autor por su padre, mostrándonos un hombre con una ideología clara que supo mantener y ser coherente con ella, a pesar del peligro que ello entrañaba, y también un padre cercano y familiar que supo transmitirle una educación basada en valores como el amor, la tolerancia y el respeto. Muy recomendable su lectura.


Sobre el olvido que sucede a la muerte, escribe Abad Faciolince 
(capítulo 42 del libro pag 272)

Todos estamos condenados al polvo y al olvido [...]. Sobrevivimos por unos frágiles años, todavía, después de muertos, en la memoria de otros, pero también esa memoria personal, con cada instante que pasa, está siempre más cerca de desaparecer. Los libros son un simulacro de recuerdo, una prótesis para recordar, un intento desesperado por hacer un poco más perdurable lo que es irremediablemente finito. Todas esas personas con las que está tejida la trama más entrañable de mi memoria, todas esas presencias que fueron mi infancia y mi juventud, o ya desaparecieron y son solo fantasmas, o vamos camino de desaparecer, y somos proyectos de espectros que todavía se mueven por el mundo. En breve todas estas personas de carne y hueso, todos estos amigos y parientes a quienes tanto quiero, todos esos enemigos que devotamente me odian, no serán más reales que cualquier personaje de ficción, y tendrán su misma consistencia fantasmal de evocaciones y espectros, y eso en el mejor de los casos, pues de la mayoría de ellos no quedará sino un puñado de polvo y la inscripción de una lápida cuyas letras se irán borrando en el cementerio. Visto en perspectiva, como el tiempo del recuerdo vivido es tan corto, si juzgamos sabiamente, "ya somos el olvido que seremos", como decía Borges. Para él este olvido y ese polvo elemental en el que nos convertiremos eran un consuelo "bajo el indiferente azul del Cielo". Si el cielo, como parece, es indiferente a todas nuestras alegrías y a todas nuestras desgracias, si al universo le tiene sin cuidado que existan hombres o no, volver a integrarnos a la nada de la que vinimos es, sí, la peor desgracia, pero al mismo tiempo, también, el mayor alivio y el único descanso, pues ya no sufriremos con la tragedia, que es la conciencia del dolor y de la muerte de las personas que amamos.


SONETO* 
.
Ya somos el olvido que seremos.
El polvo elemental que nos ignora
y que fue el rojo Adán y que es ahora
todos los hombres, y que no veremos.

Ya somos en la tumba las dos fechas 
del principio y el término. La caja,
la obscena corrupción y la mortaja,
los triunfos de la muerte, y las endechas.

No soy el insensato que se aferra
al mágico sonido de su nombre.
Pienso con esperanza en aquel hombre

que no sabrá que fui sobre la tierra.
Bajo el indiferente azul del cielo,
esta meditación es un consuelo.
                 .
                                       J. L. Borges

Entrevista a Héctor Abad Faciolince 
"Es muy raro revivir los pedazos más trágicos de la propia vida. Sin embargo, cuando mi hermana Marta se murió de cáncer, a los 15 años, un año después mi padre escribió un artículo que se llamó “La niña que se convirtió en leyenda”. Yo creo que él pensaba que si uno convertía en leyenda, en cuento, en ficción o en historia algo muy doloroso, eso se volvía más manejable, como si el dolor se convirtiera en cuento. He pensado con la película que convertir algo real en ficción –porque en la película somos nosotros, pero no lo somos; es mi infancia, pero no lo es; es mi casa, pero no es– hace que esto se convierta en leyenda. Y de alguna manera lo aleja de mí porque lo convierte en un objeto de arte, en algo que es bonito, pero que no es mi misma historia. Entonces, lo llevo bien."



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